Historia

La enfermedad de Pompe o Glucogenosis tipo II fue descrita por el patólogo holandés Johannes Cassianus Pompe en 1932 en una niña de 7 meses que presentaba una grave debilidad muscular, cuya autopsia mostró la acumulación masiva de glucógeno en los tejidos corporales.

Definición de la enfermedad

La enfermedad de Pompe es una enfermedad progresiva causada por el acúmulo de glucógeno en los diferentes tejidos, sobre todo en el músculo esquelético. Se produce por el déficit de la enzima alfaglucosidasa ácida (también denominada maltasa ácida), codificada por el gen GAA, que es la proteína responsable del metabolismo del glucógeno en el interior de los lisosomas de las células. Como consecuencia del déficit de esta enzima, se produce un acúmulo de glucógeno en los lisosomas, que finalmente rompe el lisosoma y se acumula entre las organelas, produciendo la destrucción de la célula y originando una alteración estructural muy importante en la fibra muscular. De esta forma, se produce una sustitución del tejido muscular por grasa, con la consiguiente disfunción del músculo.

Más sobre POMPE

Manifestaciones clínicas de la forma infantil

En la forma infantil, la afectación cardíaca está presente en el 92% de los niños de 4 meses en forma de cardiomegalia e insuficiencia cardíaca.
La afectación muscular es grave, con hipotonía generalizada, retraso en el desarrollo motor y elevación de CPK y transaminasas. Presentan además insuficiencia respiratoria progresiva, infecciones respiratorias de repetición, debilidad para deglutir, así como retraso en el crecimiento y organomegalia (hepatomegalia, macroglosia).
La mortalidad sin tratamiento se produce antes del año de vida. 12,14

De ahora en adelante nos referiremos a la enfermedad de Pompe de inicio tardío.

Manifestaciones clínicas de la forma de inicio tardío

En el caso de la forma de inicio tardío, la manifestación es heterogénea:
– HiperCKemia asintomática: hasta un 7% de los pacientes tienen como único hallazgo cifras altas de CPK en sangre, sin ningún síntoma.
– Síntomas iniciales poco específicos: mialgias, torpeza y fatiga de aparición precoz con el ejercicio físico, calambres musculares.
– Afectación muscular: Debilidad de cinturas: la debilidad muscular es de predominio en la cintura pélvica, con dificultad para subir y bajar escaleras, levantarse desde sillas bajas, etc. Con la progresión de la enfermedad también se verá afectada la musculatura de la cintura escapular y los músculos flexores del cuello.
– La debilidad de la musculatura paraespinal dorsal y lumbar conduce a escoliosis, cifosis y/o alteración de la lordosis fisiológica.
– Afectación de la musculatura facial, de la lengua, y bulbar.

Afectación de la musculatura respiratoria: es muy frecuente (80% de casos). Las manifestaciones más frecuentes son apnea del sueño, hipopneas durante el sueño REM con o sin hipoventilación, dificultad para toser, disnea de esfuerzo, infecciones respiratorias de repetición e incluso insuficiencia respiratoria que precisa soporte ventilatorio. La insuficiencia respiratoria es la principal causa de morbi-mortalidad. La función motora no se correlaciona bien con la función respiratoria, que puede ser importante a pesar de que el paciente aún conserve la capacidad de deambular.

Manifestaciones extramusculares (en general más frecuentes a medida que avanza la enfermedad):
– Esqueléticas: osteoporosis, con mayor riesgo de fracturas. Escoliosis. Raquis rígido.
– Neuropatía de fibra fina por depósito de glucógeno en las fibras nerviosas periféricas.
– Auditivas: hipoacusia de predominio neurosensorial, leve-moderada.
– Vasculares: aneurismas cerebrales, dolicoectasia vértebro-basilar, lesiones de sustancia blanca cerebral de origen microvascular.
– Cardíacas: poco frecuentes (< 10% pacientes). Miocardopatía hipertrófica.
– Manifestaciones gastrointestinales: dolor abdominal, hinchazón postpandrial, diarrea crónica, saciedad precoz. Pueden ser síntomas iniciales de la enfermedad.
– Manifestaciones génito-urinarias: incontinencia urinaria y fecal.
– Dolor y fatiga.
Manifestaciones clínicas que no suelen estar presentes:
– Afectación de oculomotores, afectación de la musculatura distal de las extremidades. No suele haber episodios de rabdomiolisis ni afectación cardíaca.

Medicamentos Imiglucerasa, Eliglustad- Cerdelga, Velaglucerasa alfa y Taliglucerasa alfa

En la analítica es habitual encontrar cifras elevadas de CPK así como hipertransaminasemia. El estudio neurofisiológico muestra patrón miopático; puede asociar actividad espontánea que, en ocasiones, sólo está presente en la musculatura paravertebral. Para demostrar el déficit de actividad enzimática de alfaglucosidasa ácida, el DBS (test de gota seca) en sangre es el método diagnóstico recomendado. Es un test de screening sencillo de realizar que permite obtener una determinación rápida, fácil y mínimamente invasiva de la actividad enzimática.
La confirmación se realiza mediante el estudio genético: cuando se presenta una mutación en homocigosis o dos mutaciones descritas en heterocigosis.
Como la enfermedad de Pompe es hereditaria, otros miembros de la familia también pueden tener la enfermedad o ser portadores. Por lo tanto, si se diagnostica enfermedad de Pompe a un miembro de la familia, se debe informar a todos los familiares directos para que puedan hacerse las pruebas genéticas.

La enfermedad de Pompe tiene tratamiento aprobado en muchos países. Este tratamiento es la enzima alglucosidasa alfa (también conocida como Myozyme).
Myozyme® se usa para tratar a adultos, niños y adolescentes de todas las edades con diagnóstico confirmado de la enfermedad de Pompe. Myozyme reemplaza a la enzima natural que falta en la enfermedad de Pompe.

Patrones de herencia

La enfermedad de Pompe es una enfermedad rara. Tiene una incidencia global de 1 caso/40.000 habitantes (incidencia de 1 caso/36.000 habitantes en la forma infantil, y de 1 caso/47.000 habitantes en la forma de inicio tardío.