Fracasar también es avanzar: Cómo darle sentido al error

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Fracasar también es avanzar: Cómo darle sentido al error

El fracaso suele venir acompañado de vergüenza, frustración y a veces hasta ganas de rendirse. Nos enseñan desde pequeños que fallar es algo que debemos evitar a toda costa. Pero ¿y si cambiamos esa perspectiva? ¿Y si el fracaso no es el final, sino una parte crucial del proceso para avanzar?

En este artículo, hoy vamos a desmontar la idea negativa que se tiene sobre el fracaso y a

transformarlo en una oportunidad de crecimiento personal. Porque si: Fracasar también es

avanzar.

¿Por qué nos cuesta tanto aceptar el fracaso?

Primero, entendamos por qué el fracaso nos pesa tanto emocionalmente:

❖ Miedo al juicio externo: Pensamos que los demás nos verán cómo menos capaces.

❖ Autoexigencia extrema: Creemos que, si fallamos, significa que no somos lo

suficientemente buenos.

❖ Vínculos con la identidad: Muchas veces confundimos el “fallé en esto” con “soy

un fracaso, no soy suficiente”.

❖ Desconocimiento del proceso de aprendizaje: Nos enfocamos en el resultado, no

en el camino recorrido.

Al cambiar nuestra perspectiva sobre estos puntos, el fracaso deja de ser una carga y se

convierte en una lección.

Cómo transformar el fracaso en crecimiento personal.

I. Cambia el enfoque: no fracasaste, aprendiste algo que no sabias:

Cada error es una oportunidad para obtener información valiosa. Pregúntate, ¿qué

aprendí de esta experiencia que no sabía antes? Tal vez descubriste una forma nueva de

hacer las cosas o entendiste algo sobre ti mismo que no habías notado.

• Ejemplo: Thomas Edison hizo más de 1.000 intentos fallidos antes de crear

la bombilla eléctrica ¿Sus palabras? “No fracasé, sólo descubrí 1.000

maneras que no funcionaban”.

II. Desvincula el error de tu identidad.

Una cosa es fallar en algo y otra muy diferente es ser un fracaso. El error es una acción

no una definición de quién eres. En lugar de decir “soy un desastre”. Cámbialo por “esta

vez no salió como esperaba, pero puedo intentarlo de otra manera”.

• Tip clave: Escribe tus errores más recientes y reformula la forma en que

lo describes. Por ejemplo: “Me equivoque en la presentación” puedo

transformarse en “Aprendí que necesito preparar mejor mis ideas”.

III. Celebra los intentos, no solo los resultados.

A menudo solo celebramos cuando logramos algo grande, pero cada intento es una

pequeña victoria en sí misma. Reconocer el valor de haberlo intentado mantiene tu

motivación activa.

• Ejemplo: Si presentaste un proyecto y no fue aceptado, en lugar de solo ver

el rechazo, piensa en el esfuerzo que pusiste, el tiempo que invertiste y las

habilidades que fortaleciste en el camino.

El fracaso es parte del éxito, nadie que haya logrado algo importante llegó a la cima sin

haberse tropezado varias veces. La diferencia entre quienes logran sus objetivos y

quienes no, es que los primeros aprendieron a ver el fracaso como parte del proceso.

Recuerda, fallar es avanzar de una forma que no esperabas. Cada caída es una

oportunidad para levantarte más fuerte, más sabio y preparado.

Redactado por: 

Stiven Cano 

Practicante Universidad Minuto de Dios.